¿Qué pasa si de pronto te quedas sin aire y te duele por todo el cuerpo el dolor más infame? Se llena la mente con un suspiro, uno viejo, un suspiro amigable, un recuerdo que se hace presente una vez más y te hace reír; eso es lo que se quisiera sentir cuando se sienta a tu lado un “adiós”. Se rompen los espacios y las almohadas se hacen pequeñas, no nos sirven para amortiguar los sueños devastados, se reducen a mortaja las ventanas y se hunde la mirada en un espacio monocromático. Negro.
Cuando te quedes sin aliento y creas que lo finito es ese preciso momento, regresa a ese sabor de un helado napolitano, a una tarde soleada, a una hoja en forma de mariposa, a los pasos de los niños corriendo detrás de una pelota. Regresa a un chiste malo que escuchaste una noche de octubre. Vuelve y entiérrale las uñas a la felicidad empolvada, a las páginas de tu libro favorito, al orgasmo más intenso, a las margaritas, girasoles o lilas. Desvístete y calla por un instante, recuerda que muchas veces se habla mejor cuando se está callado, no impostes la voz, no exilies las lágrimas de tus mejillas, estira las piernas y mira hacia el techo, esa telaraña siempre estará de tu lado.
No dibujes el dolor, ese tipo de cosas son las que debes borrar de tu registro neuronal. No susurres, eso le pone dramatismo demás e innecesario a la escena; las palabras deben decirse con la misma convicción de los enamorados, con la fuerza de la tormenta, con la delicadeza de la arena, con el ideal de las nubes.
Recuerda que las despedidas son algo parecido a una cacería, un terreno baldío con una jauría moribunda, un juego entre la trampa (la pregunta) y la bala (la respuesta), litros de sangre esparcidos por toda la sala o en el umbral de la cocina, ganas de colgar la bocina telefónica y tirarse al piso a retorcer lo vivido, todo lo compartido.
Jamás contestes con monosílabos, después te arrepentirás. Fosiliza la mayor cantidad de palabras hermosas.
Ahora vístete de inocencia y sinceridad y grita sordamente un: “Nunca como antes y siempre como siempre”.
Después podrás llorar en paz.
***
Sigo jodidamente enferma, creí que hoy me despertaría más saludable, pero fue totalmente lo contrario. Respiro con dificultad y moqueo de una manera abominable. Estoy completamente drogada y ya me cansé de estar acostada, pero en cuanto me pongo en pie me mareo y mis pies responden medianamente. No puedo ni siquiera concentrarme para leer y eso me frustra demasiado.
Revisé con más calma todos los regalos que me dieron:
Mi festejo comenzó desde el viernes, me fui a emborrachar al Café de Nadie, luego fuimos a un bar y terminamos cenando quecas de queso. Muchas gracias a la banda (Ranita, Nachito, Chip y Jorge) por celebrarme mi cumple y cantarme las mañanitas. Los quiero mucho. El sábado fui a una graduación. El domingo desperté enferma, con dolor de garganta y nariz tapada. Mi madre nos organizó una comida que estuvo increíble y muy divertida. Ya en la noche no podía más y me resigné a la enfermedad. El lunes, el mero día de mí cumple, tuve que soportar la tos y los malestares del resfriado. Me hicieron una comida riquísima en casa de la abue de Ranita y luego me tumbé a convalecer. Fue un gran cumpleaños. Gracias a todos.
Lirva se va arrastrando hacia su cama y teme perder un pulmón.
Aaaaaaayyyyy, misientomalita***
LIRVA
HOY ES MI CUMPLEAÑOS…
Y estoy enferma y escupo flemas, pero estoy muy contenta. Hace veinte años…cof cof (tos de Lirva, pero no de enfermedad, de esa también tiene, sino de arrepentimiento,jejejeje), mejor dicho, hace veintidós años, en esta misma fecha, aleteó una mariposa polipolar.
¡Feliz Cumpleaños, Lirva!
Adendo: como sabrán, tengo una hermanita gemela y por consiguiente hoy, también es su cumple, pasen a felicitarla por acá.
¡Feliz cumple, Chaparra!
Letra y música de J.M. Serrat
Me iré despacio un amanecer
que el sol vendrá a buscarme temprano.
Me iré desnudo, como llegué.
Lo que me diste cabe en mi mano.
Mientras tú duermes deshilaré
en tuyo y mío lo que fue nuestro
y a golpes de uñas en la pared
dejaré escrito mi último verso.
Y a la grupa
del terral, mi chalupa
de blanca vela peinará el mar.
¿Que soledad te vendrá a buscar...?
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.
Luna tras luna, llamándome
bajarás donde el azul se rompe.
El viento te abrazará de pie
hurgando el vientre del horizonte.
Una sonrisa se esfumará
rozando el borde de los aleros.
Tu boca amarga preguntará
¿...para quién brillan hoy los luceros?
Y las olas
sembrarán caracolas
arena y algas entre tus pies.
Los besarán y se irán después
hacia otra playa.
Cuando me vaya.
Me iré silbando aquella canción
que me cantaba cuando era un crío
un marinero lleno de ron
por si en verano sentía frío.
Me iré despacio y sé que quizás
te evoque triste doblando el faro.
Después la aldea quedará atrás,
después el día será más claro.
Y ese día
dulce melancolía,
has de arrugarte junto al hogar.
Sin una astilla para quemar.
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.
Hoy, Érase una vez una ciudad… cumple su primer año. Quise hacerle un pastel, unas galletitas y comprar velas, me fue imposible, así que sólo me queda manchar esta plantilla con mis estorbosas y tímidas letras. Hacia una hora pensaba escribir un post muy alegre, pero la infame manía de guardar todos los archivos y mails que me llegan hizo que de pronto la noche se pintara de gris y nostalgia. Me di cuenta que tengo guardados mails que nunca mandé y me dolió esa inservible y olvidada sensación de angustia de no enviar el mensaje, se quedaron cosas sin decir, sin gritar. Confundí fechas significativas y me impacté de lo inconmensurable del tiempo, de lo largo y pasajero de su existir.
Pero cambiemos el ambiente tristón. Ha pasado un año desde que abrí mi blog, desde ese breve y absurdo primer post, de ese abrir mi vida a cientos de extraños, que ahora son ciudadanos fieles y responsables, aunque algunos sin presencia física, pero que tengo presentes todo el tiempo y con todo mi cariño les dedico este post y esta celebración.
Ranita, gracias por enseñarme este pequeño tesoro. Sin ti, esto no sería ni remotamente posible. También es tu celebración. Felicitaciones para el principal diseñador de este blog, por favor. Te amo, René. Gracias por todo***
Oruguita, mi paisano en el sur, miles de gracias por tu inteligencia y gran sentido del humor, por colaborar, por ser tan entrañable en este blog y por ser tan preciso y sutil con tus comentarios. Lo quiero muchito. Abrazos***
Sorry , no lo pude evitar, sabes que es bromita. Te quiero un resto***
Suelo no darme cuenta de las cosas, pasar de largo y seguir encaminada a cualquier parte. Suelo despedir a la gente más entrañable, comer lento y sonreír cuando quiero algo. No soy una chica que aprecié la compañía, no soy modesta ni mucho menos humilde. Me dejo llevar por un par de líneas que encuentro en un libro, algo así como: “Cómo es ese beso simple como el pan dulce espolvoreado de azúcar. Es exactamente así”. Y regreso a ellas incontables veces, las imagino, las volteo y lamo sus entrañas; debido a ese acto, no miro la periferia, los bordes de lo que la gente se empeña en llamar “realidad”. Desprendo un par de plumas de gorrión y juego con ellas, mientras pasan de largo mis amigos, mi familia, mis amantes, mis recuerdos, los charcos y la señales de alerta.
A veces me pregunto si me niego a algo, si me pesa tanto ver las cosas que todos ven; a veces creo que sería más sencilla mi vida sin imaginar a un ejército de pelotas rojas combatiendo el crimen en la ciudad o a un grupo de niños cantando notas indescifrables y vestidos con telas etéreas, ver como las nubes encierran un país, una ciudad, lo que pudo ser.
Soy injusta y malcriada, egoísta y voluble; no me gusta la leche tibia (muy fría o muy caliente), adoro el silencio y quedarme callada, me gusta desesperar a mi interlocutor, eso me habla más de esa persona, me muestra su lado más animal, lo más sincero; grito cuando me duele algo, cuando se me rompe el corazón y estoy parada en la nada, me callo cuando la ira se apodera de mí. Canto si estoy nostálgica, cuando pasa eso es casi imposible hilar una conversación.
No soy una mujer sencilla, no valgo mucho, no uso tanga y perfume Samba, veo televisión para poder platicar con mi familia, los noticieros me enfurecen, me gustan las series de acción, las policíacas y las de doctores.
Siempre pierdo los separadores de los libros, creo que es una especie de complot (y desde que el Peje dice “complo”, no puedo evitar reírme cuando la escucho o la escribo) que organizan mis libros para que los relea y relea y me demore más en terminarlos. Ellos (mis libros) y yo somos muy buenos amigos y como todas las amistades, ésta tiene sus devenires, nos peleamos terriblemente, me escupen, me tachan de estúpida y poco sensible, yo les recrimino su mala redacción o pésima traducción, sus debrayes y su presunción.
Nunca aprendí a andar en bici, confieso que soy sumamente cobarde. Soy una nómada muy sedentaria, una esquizofrénica bastante sana, una solitaria muy locuaz.
Mi ciudad me aprisiona, me insulta y me dice que no deje de recordar, cada piedra, cada ventana, cada anciana y cada globero me gritan que ya pasé por esa calle, que la vida es un interminable caminar y caminar por las mismas calles, cientos de veces.
Fumo porque fumar es verosímil, inspirar-exhalar, nada más verdadero como eso. Me gustan los perros pequeños, los globos con helio, mirar el techo y estar descalza. Aprecio mucho los besos espontáneos, no me gusta que me pidan un beso o un abrazo. Soy más fiel que el perro más fiel. No me gusta mentir y cuando lo hago, simplemente estoy diciendo la verdad.
Cuando escucho música, jodo a los vecinos o inquilinos, tengo la firme idea que la música es para lo estrambótico, lo alto y escandaloso, de otra forma no sirve. (Escuchen esto y díganme si es posible mantener el volúmen bajo)
Odio los celulares y los tacones, odio que me despeinen y no me den la mano. Me gustan los libros donde aparecen palabras como: esparadrapo, sacapuntas, alfeizar, mar, azar, juego, destino, espasmo, delicado, dulce, volar, violín, laberinto, beso y subsuelo.
Y además, una vez le jalé la espiritrompa a una mariposa.
Ayer pintaba para ser un día de lo más bueno, estar con mi Ranita, con mi carnalito El Saussure, leer a David Toscana, ir al cine, cenar y seguir leyendo y en algún momento lograr dormir y sobrevivir otro día. Pero noooooooooooooooooooooooooooo, todo el plan se quedó en el cine. Fuimos a
El Saussure trató de calmarme, René me consoló, yo maldije al pinche mundo y traté de respirar. Llegué a mi casa y le dije a mi papá y me puso como lazo de cochino (nota: nunca he entendido qué coños quiere decir eso, pero creo que así se dice cuando lo regañan a uno (a)).
Mi madre se aventó una letania y Molke (mi hermana) casi me cuelga del dedo pulgar del pie izquierdo, pues la bolsa que perdí era de ella (Ooops i did it again!) Paso siguiente fue marcar a mi celular, pos pa’ ver si él o la que tuviera mi bolsa se apiadaba de mí y me contestaba el celular y me decía: “Claro yo tengo tu bolsa y no he tocado nada y te la regresaré inmediatamente”. Pero nooooooooooooooooo (again), sonó y sonó mi celular y luego lo apagaron y me mandaba al buzón. Ya dejé un correo de voz que dice: no seas…inche y dame mis cosas, pero de la forma más decente, (idependientemente de todo, soy una dama). Es la hora en que no contestan mi celular y empiezo a resignarme y dejarlo ir, pero por primera vez en mi vida quiero madrearme a alguien, dejarlo tirado en un charco de sangre y su cuerpo, previamente mutilado, maquillarlo con mi desprecio; ser despiadada y sólo un poco “bondadosa” para dejar que pida perdón tres veces y luego dejarlo tirado en medio de la nada con un escupitajo mío en su carota.
Porca miseria!
Lirva en calidad de desconsuelo
La niña se balancea, cerca de ella los tórtolos se suicidan y los vientos del norte viran hacia la torre más alta de los olvidados.
Los pasos impregnados en la tierra señalan el camino errado; los payasos actúan su último pastelazo y la niña no ríe.
La niña de mueve en el interior de las flores, marca círculos con sus rodillas, la vence las risas de los espectadores, cae y cae cerca de los inmensos charcos imaginarios, se vacía de forma continua. Desliza dos dedos en su interior, declara una oración y pide perdón. El pan de cada día es su llanto mezclado con jugo gástrico…
Robertha
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Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.
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