5/30/2006

LECCIÓN 1

¿Qué pasa si de pronto te quedas sin aire y te duele por todo el cuerpo el dolor más infame? Se llena la mente con un suspiro, uno viejo, un suspiro amigable, un recuerdo que se hace presente una vez más y te hace reír; eso es lo que se quisiera sentir cuando se sienta a tu lado un “adiós”. Se rompen los espacios y las almohadas se hacen pequeñas, no nos sirven para amortiguar los sueños devastados, se reducen a mortaja las ventanas y se hunde la mirada en un espacio monocromático. Negro.

Cuando te quedes sin aliento y creas que lo finito es ese preciso momento, regresa a ese sabor de un helado napolitano, a una tarde soleada, a una hoja en forma de mariposa, a los pasos de los niños corriendo detrás de una pelota. Regresa a un chiste malo que escuchaste una noche de octubre. Vuelve y entiérrale las uñas a la felicidad empolvada, a las páginas de tu libro favorito, al orgasmo más intenso, a las margaritas, girasoles o lilas. Desvístete y calla por un instante, recuerda que muchas veces se habla mejor cuando se está callado, no impostes la voz, no exilies las lágrimas de tus mejillas, estira las piernas y mira hacia el techo, esa telaraña siempre estará de tu lado.

No dibujes el dolor, ese tipo de cosas son las que debes borrar de tu registro neuronal. No susurres, eso le pone dramatismo demás e innecesario a la escena; las palabras deben decirse con la misma convicción de los enamorados, con la fuerza de la tormenta, con la delicadeza de la arena, con el ideal de las nubes.

Recuerda que las despedidas son algo parecido a una cacería, un terreno baldío con una jauría moribunda, un juego entre la trampa (la pregunta) y la bala (la respuesta), litros de sangre esparcidos por toda la sala o en el umbral de la cocina, ganas de colgar la bocina telefónica y tirarse al piso a retorcer lo vivido, todo lo compartido.

Jamás contestes con monosílabos, después te arrepentirás. Fosiliza la mayor cantidad de palabras hermosas.

Ahora vístete de inocencia y sinceridad y grita sordamente un: “Nunca como antes y siempre como siempre”.

Después podrás llorar en paz.



***


... pero es la perra soledad





Lirva (sobreviví)
creado a las 4:23 a.m.  | |

<< Principal

Érase una vez una ciudad...

[ info ]

Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


[ dejame un mensaje ]



[ En la ciudad se está leyendo... ]

[ archivos ]

[ Los chicos y chicas del barrio ]

[ Calles y callejones donde puedes transitar ]


[ contadores y otros bichos ]

eXTReMe Tracker

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.



[ layout por ]

Templates By Marina

Sin ti las emociones de hoy son la mugre de ayer - Hipólito

Ceci n'est pas une bise

¿Quién quiere vivir ahí?

Tómense un whisky con mi flaco

Remedios para una mujer

Postal del viaje perfecto

El Café de Nadie