8/30/2006

SIN EMBARGO, YO TAMBIÉN HABLO DE LA ROSA


Hablar de la rosa. Dejar un texto escrito, la perpetuidad puesta en papel. Mirar detrás de las palabras, la sustancia infinita; son el verbo y el sujeto, el único complemento. Está demás recuperar lo momentáneo, por ejemplo: una señora pasa y tira un pañuelo, los árboles se tambalean y un niño pide desesperadamente auxilio, yo paso de largo y observo el vaivén del agua en el lago. Abstracción contra noción de lo inolvidable, pasar arrastrando los talones.

Quien quiera hablar de la rosa que alce la mano, mas no se habla del clavel o del diente de león. Quien evoque azul y ondulado, que postule su poemario al cavilar de los años, con su quetzal o con su cuello de cisne. Hablar de la rosa, pétalos de ideas desvalijadas, fue hace tanto tiempo que te robaron tu belleza. Oh, rosa funesta, al cantar de los cisnes y los emperadores chinos, ¿Fuiste tú la máxima inspiración?

Han dejado seca la rosa, mírala desesperada por rascar la vena del poeta. Pero no en vano vuelves al ruedo; mirad, que no estás sola en canon o verso. Mirad, que regresa lo viejo y sincero. Mirad, obstáculo en tu propia sapiencia. Mirad, rosa: el fondo del vaso.

Sin embargo no eres rosa ni pétalo, pero eres color y ajenjo. Imagen desdibujada, todos callan tu nombre porque has vivido ya tu tiempo. En la punta de la montaña la rama epitelial narra tu historia. En el fondo atlántico del ritmo y el verso solloza tu agonía.

Por decadencia tu suspiro es, ahora, transparencia y vergüenza. Muere engendro demoníaco,¡Se ha callado por ti!¡Se ha matado por ti!

Perla de la poesía sin puerto ni plumilla. Ahora, ceniza acomedida en el bies de cada pie.

No se hable de la rosa con conocimiento de causa. Que nazca en la hebra dedal de la nube y en la infalible corrosión del tintero. No se hable de ti como de la danza, pero sí como se habla del taconeo.

Vera carnal a cambio de belleza. La rosa es negra y colorada, desesperada, ejemplar y envenenada.

Oh, rosa, has tenido que ser marrón y olvidada, mas no polvo y nada.





Robertha Mayer
creado a las 1:19 a.m.  | |

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Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


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