Uf, estas últimas semanas han sido de un ajetreo que no da tregua. Entre la escuela, el taller, el FICCO, los amigos, la familia, cumple de mi mami, mi Ranita y lo que va saliendo en el camino, no he tenido mucho tiempo para dedicarle al blog, cosa que me hace gruñir y gruñir; tengo varias ideas de post, pero cuando tengo un tiempo para escribir no sale nada. Me siento como en proceso de transición, pues he cerrado muchos círculos viciosos de mi vida y he tenido que despedirme de personas que eran entrañables.
Últimamente he estado muy desilusionada de mi entorno, de los amigos que creí que eran para toda la vida, he perdido un poco más la fe en la humanidad (me siento más Goethe cuando digo eso ¿era él el que decía lo de la humanidad y su perro? Ash, tampoco puedo recordar eso)
Tampoco es para azotarme y decir que nada saldrá bien y que el mundo apesta y apestará toda la vida y me lance de un quinto piso de cualquier edificio; han pasado cosas muy lindas.
Confieso que he estado triste, más bien melancólica, me siento un solitario ardor que cruza la calle, un fantasma que no deja huella en su paso, un pañuelo desechable, quizá tengan que ver las hormonas o que no he dormido casi nada desde hace un mes. Siento que pronto saldrá mi Tyler y me enseñará a hacer jabón y me quemará la mano.
Así que no puedo hacer otra cosa que compartir estas letras con todos ustedes.

En fin, he dicho varias veces que no me gusta escribir tanto flagelo en el blog, pero mis queridos lectores entenderán esta breve y pequeña crisis.

Abrazos***



Lirva