2/01/2006

Y los gatos...


Me duelen las comisuras de los brazos, en el espejo los reflejos son indirectos. Juro que mi cabeza no explota, pero lo intenta. Se han ido las reservas de oxígeno, los parques callan, se van mis escombros y me quedo tendida entre las sábanas y la esperanza. Las medias mentiras para mí sí son verdades. Y los gatos no se alimentan solos, la ropa se desmadeja, en los platos malvivo ojerosa. Todos dicen que cuente historias divertidas y en el lavabo tiro todos mis dientes y me clavo en todas las cruces de nadie. Desdoblo los enredos literarios y margino los vaivenes de las niñitas que se escudan en los muros. Me duelen los dobleces de mis piernas, la glucosa escasea, me cambio los calcetines con ademanes mortuorios. Me duelen los emblemas, los rincones, los despojos.
Y es que las estrellas de mi cama se fueron de golfas con el sol.



Robertha Mayer
creado a las 4:10 p.m.  | | Sin ecos

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Érase una vez una ciudad...

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Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


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