1/27/2006

SERRAT SIEMPRE SERRAT



México, D. F. a 26 de enero de 2006

Un piano negro, una mesa, una silla y un par de copas de vidrio, una guitarra acústica, un banquito y un micrófono. El escenario negro, las luces del Palacio de Bellas Artes se apagaron a las 8:10 p.m., del lado derecho del escenario apareció, con unos jeans y una camisa blanca. Aplausos, gritos y una ovación descomunal, había salido el maestro Joan Manuel Serrat al escenario.

“Menos tu vientre” dio inicio al recital, con una garganta muy cerrada, pero el sentimiento a flor de pie Serrat nos deleitó con canciones de antaño, las más queridas, las más entrañables, esas que enchinan la piel porque uno recuerda a ese primer amor, a esos primeros años en los cuales la convivencia con los amigos lo es todo en la vida, esos primeros versos, mis primeros versos y desamores. “Señora” fue uno de los regalos más especiales de la noche, esa canción que si la canta Serrat a estas alturas suena un tanto ridícula, pero que hubiera sido imperdonable que no la interpretara. “Penélope” volvió a esperar en un banco en la estación; el aire Mediterráneo acarició nuestra piel y nuestros sentidos. “Porque te quiero a ti” me hizo recordar a aquel amor. “No hago otra cosa que pensar en ti” se la dediqué a René con todo lo importante que implica esa inminente complicidad y ese amor.

Al sonido de “La saeta” Serrat nos clavo, no los clavos de ese Jesús, el nazareno, sino nos dio con su voz popular el deleite y un pedazo de tanta historia como cantautor.
Con la “Fiesta” nos despedía, pero no del todo. Y toda mi vida y mi infancia se vino encima, todas las tardes observando a mi padre cantar y repetir la misma canción, todas la navidades cantando las canciones de Serrat, las reuniones con mis amigos de la Prepa, mis tardes de soledades y mis crudas de amor.
Y para terminar con perfección nos cantó la historia más bella de amor, la mujer más hermosa y asesina, nos acompañó con Lucía.

Sin duda Joan Manuel Serrat es el más grande, el que llena el escenario con su voz y sus historias, su buen humor y calidez. México es su casa y mi corazón su colchón.

¡Aplausos al maestro Serrat!


Lirva
creado a las 4:03 p.m.  | |

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Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


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