1/24/2006

CARNAVAL



Las 8:30 de la noche anunciaban que los magos y las brujas que me había visitado una semana antes no vendrían a tomar hoy té de ajenjo.

Contemplaba el sutil y clandestino viento helado que se posaba en el marco de la ventana. Se ven tan pequeñas las casas desde este rincón que siento que a lo lejos hay fiesta, que las luces son la iluminación para un carnaval, me disfrazo con lo mejor de mi armario, me maquillo y utilizo esos zapatos verdes que si la tortura estuviera hecha de plástico y suela de madera esos zapatos serían el monstruo más sanguinario.

Las avenidas se corrompen con cada paso que doy, los puentes se retuercen y sigo caminado con la ansiedad de bajar a aquellas luces que me invitan a bailar, a pesar de todo sigo pensando que estoy invitada a todas las fiestas. Creo que dejé el televisor encendido, bueno, así puedo sentir a mi regreso que una luz sigue encendida, que alguien me espera dormido en el sofá rojo, que la soledad es sólo un artificio para emplear perfectamente todos mis pretextos respecto a la necesidad de atención.

Creo que la noche está apunto de irse a la cama, creo que no vi el reloj antes de salir de casa. Cada vez son menos las luces que me invitan, los perros han comenzado a ladrar y si mi oído no me confunde el primer gallo ha cantado, ¿son dos mujeres las que vienen allá a lo lejos? A esta hora es peligroso que anden solas en la calle. El frío es más intenso conforme avanzo, la neblina me abruma, se humedece con el sudor helado de mis manos, creo que falta un gran tramo para llegar. Ahí viene don Esteban, espero que no me reconozca, no tengo ganas de interactuar por el momento. Mis anteojos están empañados, las luces se alejan más y más, creo que tendré que volver a casa por algo más abrigador, espero no retrazarme mucho. Creo que una vez más llegaré tarde al carnaval.



Robertha Mayer

Érase una vez una ciudad...

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Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


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