

A treinta y siete años de la brutal matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, la gente sigue marchando y gritando ¡Basta! o ¡Venceremos!; las diferentes vertientes de las marchas conmemorativas divagan entre consignas y reclamos de compañeros del CGH, grupos dirigentes de obreros y campesinos, y por estos últimos años, hasta contingentes de chicos y chicas que piden respeto a la diversidad sexual.
No voy a emitir un discurso sobre mantener la memoria intacta, de aquel día, que no olvidemos lo que sucedió aquella tarde en La Plaza de las Tres Culturas, ya que, se ha dicho hasta el cansancio que ¡2 de octubre no se olvida! Pero la gente sigue sin recordar, la conciencia histórica mexicana es nula, la memoria inexistente. Los mexicanos creemos que con ir a una marcha una vez al año, la libramos y tenemos una consciencia social y la contraparte es quedarse sentado viendo TV sin inmutarse, eso hace a unos buenos ciudadanos (conscientes) y a otros malos ciudadanos (moderados e inconscientes).
Recrimino lo que sucedió aquel día, un brutal y bien organizado asesinato, no sólo de jóvenes estudiantes, también mujeres, niños, padres de familia, ancianos, gente en común. No debemos olvidar que sucesos como esos, causan una ruptura casi irreparable en la sociedad. Una ruptura que llevan a una sociedad gris, señalada y decadente. Los mandatarios son la misma bola de incompetentes e ineptos, los cuales (creo) no tendrían alguna contemplación en mandar a una sarta de sicarios a callar voces. “El león es sanguinario en toda generación”.
Claro está, que México ha olvidado, aquel uso de la fuerza armada se ha seguido repitiendo incontables veces, por eso, está una Guerra sucia, un
Aguas Blancas, un
Acteal,
un violento desalojo de La Universidad (UNAM) en 2000 por parte de la “policía” (grupo militar disfrazado de gris y con nombre de PFP, la misma gata revolcada). El asesinato de Digna Ochoa, tantas voces silenciadas.
Es terriblemente triste e indignante que los mandatarios actuales se pasan la bolita unos a otros, Luis Echeverría fue eximido (ese asqueroso asesino) hace como un mes, a estas alturas vemos que las cosas no han cambiado, que tan sólo, los mismos, sólo cambian de nombre y apariencia. Carlos Salinas de pavonea sin ninguna culpa, el narcotráfico ya demostró que es el que manda, tanta mierda, que sigue y sigue, pese a 37 años de aquel trágico capítulo en la historia del país, y me arriesgo a decir que en la historia del mundo.
No se olvide la vida, el respeto, la diversidad, la consciencia, la lucha, la Libertad.
LIRVA
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