7/27/2005

Abro la puerta...

Tormentas de despedidas exigen que me desdoble;

me ataca la sensación de no poder seguir.

Ato las cuerdas donde he de terminar;

los nudos son todos los jueces, las venas

se despiertan y maldicen tres veces el dolor

sumergido en mis poros, que no entienden que

deben cerrarse hoy.

Los cables me someten, las estrellas no vienen.

Y me recuesto una vez más para no despertar

dentro de la agonía, fumo y distiendo humos

que he olvidado para qué sirven.

Demonios y cegueras vuelven a actuar.

Duendes desmedidos consiguen alcanzarme

y con un roce de sirenas me obsesiono,

me despido, me mato.

Los pies pasean insostenibles por los escombros.

Las ausencias no respiran, guardan silencio,

es tiempo de no estorbar.

Los amores sienten punzadas de un anuncio

que solo ellos entienden. Han caído los dedos, maquillados

de tonos morados. Los ojos me miran

y el reflejo que pinto me carcome, me hunde.

A lo lejos las serpientes sonríen. Abro la puerta y

despliego la neblina del recuerdo.

Abro la puerta

y miro a esa niña danzar en círculos mientras,

tendida, contemplo mi entierro.

Robertha Mayer
creado a las 1:20 a.m.  | |

<< Principal

Érase una vez una ciudad...

[ info ]

Robertha Mayer
Mi vieja ciudad

Soy hipocondriaca, soberbia, adicta a los lacteos, gemela de mi otra hermana, mi tipo de sangre lo desconozco, el teléfono me lo ahorraré, mal-vivo en una ciudad desolada, soy disque universitaria, no me defino como poeta maldita, sólo escribo frases cortas.


[ dejame un mensaje ]



[ En la ciudad se está leyendo... ]

[ archivos ]

[ Los chicos y chicas del barrio ]

[ Calles y callejones donde puedes transitar ]


[ contadores y otros bichos ]

eXTReMe Tracker

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.



[ layout por ]

Templates By Marina

Sin ti las emociones de hoy son la mugre de ayer - Hipólito

Ceci n'est pas une bise

¿Quién quiere vivir ahí?

Tómense un whisky con mi flaco

Remedios para una mujer

Postal del viaje perfecto

El Café de Nadie